El gobierno de Canadá evalúa la seguridad del bisfenol A (BPA) por medio de evaluaciones científicas desde hace más de 10 años. Ya en 2008, las agencias responsables de la administración de las sustancias químicas en Canadá (Environment Canada y Health Canada) publicaron, en conjunto, un informe detallado con los resultados de su evaluación de BPA en la salud humana y el medioambiente.
Los resultados finales de esta evaluación se presentaron en una hoja de datos que también se publicó en 2008. Con respecto a la salud humana, la hoja de datos afirmaba que “La investigación actual nos indica que el público en general no debe preocuparse. En general, la mayoría de los canadienses están expuestos a niveles muy bajos de bisfenol A y, por lo tanto, no supone un riesgo para la salud”.
Desde ese entonces, el gobierno de Canadá se ha concentrado en la manera en que la exposición al BPA afecta a recién nacidos y niños pequeños, ya que la incertidumbre ocasionada por algunos estudios en animales sugería posibles efectos sobre la salud a dosis bajas de BPA. Dado que se prevé que la exposición al BPA de los bebés sea alimentaria, se ha puesto énfasis en estudiar cómo reducir al mínimo la exposición a través de los biberones y la leche de fórmula para bebés enlatada.
Tal como se informó en un informe de evaluación del desempeño de la gestión de riesgos de 2018 de Health Canada, este enfoque ha sido muy exitoso. La exposición a los bebés a partir de los biberones y la leche de fórmula para bebés se ha eliminado por completo, y representa una disminución del 96 % en la exposición al BPA.
De manera similar, la hoja de datos de 2008 informó que el BPA podía llegar al medioambiente y que, con el tiempo, podría acumularse hasta alcanzar niveles que podrían dañar organismos medioambientales. Como resultado, el gobierno de Canadá diseñó un enfoque de gestión de riesgos para proteger la salud del medioambiente y, luego, desarrolló las Directrices Federales para la Calidad Ambiental (FEQG) con el propósito de proteger la vida acuática.
Según se describe en un reciente informe sobre la eficacia de las medidas de gestión de riesgos, el enfoque también ha sido bastante exitoso. Tal como se informa, “la concentración actual de BPA en el agua superficial está muy por debajo de las FEQG y, por lo general, disminuye con el tiempo” y “por estos motivos, no se necesitan más medidas de gestión de riesgo para el BPA en el agua superficial en este momento”. Asimismo, dado que las concentraciones de BPA analizadas están muy por debajo de las FEQG para el agua superficial, “no se recomienda obtener más muestras de agua superficial en este momento”.
Algo similar sucede con el sedimento: “los datos medioambientales para el sedimento también respaldan la conclusión de que no se necesita una mayor gestión de riesgos”. Dado que una cantidad muy pequeña (1 %) de las muestras de sedimentos que se han obtenido entre 2012 y 2018 superaron las FEQG relativas al sedimento, se recomienda continuar con la vigilancia para garantizar que los niveles de sedimento sigan disminuyendo.
En líneas generales, los resultados proporcionados en los estudios recientes sobre el desempeño de la gestión de riesgo son muy alentadores. Tanto para la salud humana como para el medioambiente, los niveles de exposición han disminuido a niveles muy bajos y demuestran que suponen un riesgo muy bajo o nulo de causar daños.