Los días en que la contaminación de los ríos causaba incendios se terminaron hace mucho tiempo. En estos días, los estadounidenses dan casi por sentado que los ríos, los arroyos y los lagos que nos rodean son seguros y limpios. No obstante, aún existen preocupaciones acerca de la presencia de contaminantes en el agua y sus posibles riesgos para la salud.
En numerosos estudios se ha documentado la presencia de diversos contaminantes en niveles muy bajos en las aguas naturales de todo el mundo, pero estos estudios no ofrecen un panorama completo. Solo se conoce qué buscaban específicamente los investigadores, no todos los contaminantes que podrían estar presentes; por consiguiente, esto nos ofrece una conclusión incompleta acerca de los posibles efectos de los contaminantes sobre la salud.
Para examinar esto de manera más minuciosa, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los EE. UU. realizaron recientemente un estudio exhaustivo para brindar más información acerca de las complejas mezclas de contaminantes presentes en los arroyos de los EE. UU.
En la primera parte del estudio, los investigadores estudiaron muestras de agua en relación con 719 sustancias de 38 arroyos del país. Tal vez no sorprenda que hayan encontrado 406 de las sustancias en al menos un arroyo. Todas las muestras de agua contenían al menos una de las sustancias y algunas contenían hasta 162.
Si bien el bisfenol A (BPA) se menciona con frecuencia en historias de los medios de comunicación, los investigadores en realidad encontraron niveles muy bajos en menos del 40 % de los arroyos. Los niveles eran tan bajos que un adulto normal con un peso de 70 kg (154 libras) necesitaría beber 21.472 litros (5672 galones) por día de agua con un contenido del nivel máximo de BPA (163 partes por billón) solo para alcanzar el nivel de ingesta seguro de BPA establecido por la EPA. No parece especialmente probable que esto suceda, ya que el nivel máximo se encontró en el agua de Chicago Sanitary and Ship Channel (Canal de Saneamiento y Embarcaciones de Chicago), que es una vía principal de aguas residuales que va desde Chicago hasta, finalmente, llegar al río Mississippi.
Y lo que es más interesante aún, la mayoría de los contaminantes que se encontraron con más frecuencia son sustancias sintéticas fabricadas para que sean biológicamente activas (por ejemplo, pesticidas o fármacos para seres humanos). Y una de las 10 principales en cuanto a la frecuencia de detección es la estrona, que es una potente hormona estrogénica que produce naturalmente el cuerpo humano.
Los autores del estudio no indicaron cómo llegaron los contaminantes al agua. No obstante, algunas evidencias poco significativas indicaron que las muestras con mayor actividad biológica se recolectaron río abajo en plantas de tratamiento de aguas residuales que contribuyeron a una cantidad significativa del caudal.
El BPA y muchos otros materiales suelen encontrarse en las aguas residuales; y se sabe que el BPA se biodegrada fácilmente en las instalaciones de tratamiento de aguas residuales actuales, lo cual reduce de manera sustancial la cantidad de BPA que se libera al medioambiente. Los estudios también demuestran que otros contaminantes no se degradan con eficiencia en los procesos de tratamiento actuales.
En la segunda parte del estudio, los investigadores se centraron en la actividad biológica de las muestras de agua. Se midió la actividad biológica con cuatro bioensayos y la actividad de estrógenos, andrógenos y glucocorticoides. La actividad estrogénica se halló en todas las muestras de agua, excepto en una, pero según lo observado por los investigadores, casi toda la actividad pudo explicarse por la presencia de estrona.
Menos del 1 % de la actividad estrogénica podría atribuirse a la presencia de otros materiales estrogénicos, y solo una fracción de esta puede atribuirse al BPA. La pequeña cantidad de BPA se debe a su baja potencia estrogénica, que según los investigadores es 100.000 veces menos potente que la estrona, y a los bajos niveles en los que se encuentra. En conjunto, la información sugiere que es poco probable que el nivel muy bajo de BPA que se encuentra en algunos arroyos sea una preocupación en cuanto a la salud.
En este nuevo informe se llega a la conclusión de que se necesita más investigación para explicar en más detalle qué contaminantes están presentes en el agua y si las mezclas representan riesgos para la salud. Y lo que es aún más importante, los datos nuevos deberían contribuir al enfoque en investigaciones adicionales y, finalmente, ayudar a establecer prioridades en cuanto a las acciones para mitigar los riesgos.
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