No es secreto que todos estamos expuestos al BPA, lo cual conlleva naturalmente a las preguntas “¿Es el BPA seguro? ¿Es el BPA dañino?”. A partir de los resultados del estudio sobre BPA realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y otras instituciones, incluso sabemos a cuánto BPA estamos expuestos como consecuencia de nuestra alimentación y de los productos del consumidor que usamos cada día.
No obstante, como consumidores también sabemos que no tenemos por qué preocuparnos por los niveles típicamente bajos de exposición al BPA que experimentamos. Semanas atrás, el Programa Nacional de Toxicología (NTP) de EE. UU. publicó un informe sobre el estudio más grande realizado sobre el bisfenol A. Los resultados del denominado estudio central de CLARITY, realizado por científicos expertos en conjunto con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., demuestran que el BPA presenta muy pocas posibilidades de dañar a las personas, incluso si están expuestas durante toda la vida.
Los resultados del estudio sobre BPA son tan importantes que la FDA nos los informó de inmediato con una declaración pública. En la declaración, la FDA destaca lo siguiente: “Nuestra revisión inicial respalda nuestra decisión de que los usos autorizados actualmente del BPA continúan siendo seguros para los consumidores”.
Ahora que contamos con esta información, ¿qué debemos hacer con ella? En particular, ¿deberíamos compartirla con nuestros amigos y familiares?
La manera en que decidimos qué información de este tipo compartir y qué no compartir fue analizada en un estudio recientemente publicado en el periódico International Journal of Research in Marketing. Los investigadores, de universidades de los Países Bajos y Turquía, se centraron en ver cómo afectan la construcción de uno mismo y la autoimportancia si compartimos información positiva o negativa acerca de la posibilidad de que un producto nos haga daño, y de qué manera compartimos esto.
Los investigadores realizaron una serie de estudios controlados con voluntarios estudiantes en una universidad de Europa occidental. En cada uno de los estudios, a los estudiantes se les proporcionó primero información positiva o negativa acerca de un producto, luego se los monitoreó de varias formas para evaluar la probabilidad de que compartieran la información. Uno de los estudios controlados implicó información de productos relacionados con el BPA.
Un factor que influenció el hecho de que cierta información se compartiera involucra el concepto de autoimportancia. En particular, ¿es la información relevante para el estudiante o sus amigos y familiares?
Un segundo factor implica al concepto de la construcción de uno mismo. En particular, ¿los estudiantes se consideraban independientes o interdependientes en sus relaciones con otras personas? En otras palabras, ¿los estudiantes se consideraban como individuos o miembros de un grupo?
Ambos factores influyen sobre la posibilidad de compartir información positiva o negativa sobre los daños de un producto. Es más probable que cierta información se comparta si es importante para uno mismo y si la persona que recibe la información considera su relación con otros como interdependiente.
El estudio analizó factores que influencian el hecho de compartir información, pero no realizó sugerencias sobre cuándo debe compartirse la información. En este caso, la información nueva importante sobre la posibilidad de que el BPA provoque daños es con certeza importante para uno mismo, dado que sabemos que estamos expuestos a niveles residuales de BPA y, posiblemente, en riesgo.
Por el mismo motivo, la información es relevante para nuestros amigos y familiares. Entonces, ¿qué haría usted con esta información nueva e importante acerca de seguridad del bisfenol A? Según los hallazgos del estudio, no dude en compartirla.