Etiquetas sin información: no es lo que necesita saber

martes, 21 de noviembre, 2017
Publicado en SEGURIDAD

Actualizado en noviembre 2019

¿Ha visto alguna etiqueta que diga “sin BPA” últimamente?

Sabe a lo que me refiero: esas etiquetas que aparecen en los empaques de todos los tipos de alimentos y productos del consumidor y que, con frecuencia, tienen imágenes verdes para que sepa que el producto es seguro para usted y el medioambiente.

¿Alguna vez se detuvo a pensar qué significan exactamente esas etiquetas? Si su respuesta a alguna de esas preguntas es afirmativa, es probable que usted esté desinformado.

Una etiqueta que rece “sin BPA” simplemente le informa lo que el producto no contiene (es decir, no contiene BPA), pero no le informa lo que el producto realmente contiene. La seguridad de ese producto depende de lo que el producto sea, no de lo que no sea. Claro está que algo que no está presente no puede dañarlo.

Para comprender la seguridad de un producto, una etiqueta que rece “sin BPA” brinda poca información útil y posiblemente sea engañosa.

Si el producto contuviera BPA, contamos con algunas garantías por parte de fuentes de autoridad que afirman que el BPA es seguro. A los fines de la seguridad científica, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) responde la pregunta “¿El BPA es seguro?” con un rotundo “”.

Ellos cuentan con información científica más que suficiente para justificar sus opiniones, y agencias gubernamentales respetadas de todo el mundo comparten esta opinión.

Así que, si un producto no contiene BPA, ¿qué contiene realmente y por qué el fabricante no le informa eso en cambio? La etiqueta “sin BPA” no lo dice.

Muchas personas le dirán que el BPA () ha sido reemplazado por otros bisfenoles, por ejemplo, BPS, BPAF, BPAP ,etc.

Hace pocas semanas, el Programa Nacional de Toxicología de EE. UU. presentó un informe titulado “Actividad biológica de equivalentes del bisfenol A (BPA) y alternativas funcionales”. El objetivo del informe fue responder la pregunta “¿Cuál es la actividad biológica de los equivalentes del BPA que representa una preocupación creciente en la salud pública?”.

Para ello, los científicos del NTP exploraron la bibliografía científica en busca de estudios disponibles públicamente que pudieran ser relevantes para comprender la seguridad de las posibles alternativas al BPA. En el estudio, se incluyeron 24 sustancias, la mayoría de las cuales tienen estructuras químicas parecidas a las del BPA.

Quizás le resulte interesante saber que el NTP no pudo encontrar ningún estudio relevante para 8 de las 24 sustancias. Para las 16 sustancias restantes, solo se encontró información limitada.

No se encontró información científica ni siquiera remotamente comparable con la que respalda la seguridad del BPA para ninguna de las 24 sustancias, con lo cual el NTP concluyó que estas sustancias “deberían reconsiderarse como reemplazos apropiados para el BPA en productos del consumidor”.

Los hallazgos no promueven mucha confianza en los productos cuyas etiquetas rezan “sin BPA”, pero la novedad es que no son tan malos como parece. Contrario a lo que se cree, es poco probable que el BPA haya sido reemplazado por cualquiera de esas 24 sustancias en productos etiquetados como “sin BPA”.

Pero la pregunta sigue vigente. Si no contiene BPA, ¿qué contiene y cómo sabe si es seguro? Las mentes curiosas quieren saber.

Si volvemos al principio, una etiqueta que diga “sin BPA” no le dice nada que usted necesite saber, solo le hace creer que usted sabe algo importante. Pero no es así.