Si uno repite algo tres veces, debe ser verdad. ¿Cómo lo sabemos? Porque Lewis Carroll así lo dijo en su poema La caza del snark de 1874.
“¡Este es lugar del snark! Lo he dicho dos veces:
eso alentará a la tripulación.
¡Este es lugar del snark! Lo he dicho tres veces:
Lo que yo diga tres veces es verdad”.
Si ha estado leyendo acerca del BPA, seguramente haya notado más de tres veces que el BPA generalmente se menciona como un interruptor endocrino. Entonces, según Lewis Carroll, debe ser verdad.
¿Lo será?
El término “interruptor endocrino” generalmente se usa sin más definiciones. No es necesario adivinar qué significa; el término “interruptor endocrino” sí tiene una definición. Y si usamos los criterios de dicha definición, podemos determinar si realmente es verdad que el BPA es un interruptor endocrino.
Desde 2002, el término ha sido definido por el Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS/PISSQ). La definición de la OMS/PISSQ ha sido aceptada ampliamente por científicos y agencias reguladoras por igual.
“Un interruptor endocrino es una sustancia o mezcla exógena que altera la función del sistema endocrino y, en consecuencia, provoca efectos adversos sobre la salud en un organismo intacto, su progenie o (sub)poblaciones”. (OMS/PISSQ, 2002)
Esta definición fue redactada por científicos, no por Lewis Carroll, por lo que no es tan fácil de comprender. Esencialmente, según la definición de la OMS, existen tres elementos necesarios para que una sustancia se clasifique como un interruptor endocrino. La sustancia debe 1) tener actividad endocrina; 2) debe provocar efectos adversos sobre la salud; y 3) los efectos adversos sobre la salud deben ser provocados por la actividad endocrina. Si alguno de esos tres factores no está presente, la sustancia no se considera un interruptor endocrino.
Comencemos con el primer criterio. Se sabe desde hace décadas que el BPA presenta actividad endocrina, que se describe más específicamente como actividad estrogénica débil. Esa propiedad biológica en sí solo cumple el primer criterio y nos indica que debemos indagar más. No obstante, este criterio, por sí solo, no significa que el BPA sea un interruptor endocrino y, ciertamente, no significa que el BPA sea dañino.
Con el segundo criterio, relacionado con los efectos adversos sobre la salud, el asunto se torna más interesante. El Programa Nacional de Toxicología (NTP) de EE. UU. recientemente publicó los resultados del llamado estudio central de CLARITY, el estudio final de un programa de investigación multimillonario y realizado durante varios años, cuyo objetivo fue resolver las incertidumbres restantes acerca de la seguridad del BPA.
El alcance y la magnitud del estudio central de CLARITY no tienen precedentes en relación con el BPA. Si el BPA estuviera causando algún efecto adverso sobre la salud, probablemente se habría hallado en este estudio. No obstante, según lo afirmado en la conclusión del informe del estudio, “el BPA produjo efectos mínimos que se pudieron distinguir de los antecedentes”. En otras palabras, no se hallaron efectos adversos sobre la salud en el estudio, y el BPA no cumple con el segundo criterio de la definición para los interruptores endocrinos. Por consiguiente, entonces, el tercer criterio tampoco se cumple.
Criterio n.º 1: Sí, presenta actividad estrogénica débil.
Criterio n.º 2: No, no provoca efectos adversos.
Criterio n.º 3: No, no puede cumplirse si el criterio n.º 2 no se cumple.
Una vez más, si alguno de los tres elementos de la definición de la OMS/PISSQ no está presente, el BPA no es un interruptor endocrino. Sobre la base de los resultados del estudio de CLARITY, dos de los criterios faltan y el BPA no se considera un interruptor endocrino.
En conjunto con la publicación del informe del estudio, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) publicó una declaración del Dr. Stephen Ostroff, comisionado adjunto de Alimentos y Medicina Veterinaria. Con respecto al estudio central de CLARITY, mencionó lo siguiente: “Nuestra revisión inicial respalda nuestra decisión de que los usos autorizados actualmente del BPA continúan siendo seguros para los consumidores”.
Cuando Lewis Carrol preguntaba sobre el significado del “snark”, se dio cuenta de que no significaba nada; era un sinsentido. Lo mismo podría decirse cuando alguien expresa que el BPA es un interruptor endocrino.